“Esto que llamamos Aprendizaje Transformacional, ocurre cuando nos ponemos a nosotros mismos como sujetos activos del aprendizaje y lo hacemos desde varias dimensiones que nos constituyen: nuestra biología, corporalidad y movimiento; nuestra capacidad de articular experiencias usando el lenguaje, nuestras emociones y estados de ánimo que nos predisponen de diferentes maneras de acción” (Julio Olalla).
Desde la mirada del coaching ontológico existen dos tipos de aprendizajes. El primero es el aprendizaje de primer orden que se basa en la acción y los resultados, siendo una practica cognitiva básicamente. Sin embargo, existe el segundo que es el aprendizaje transformacional que va mas allá de las acciones, es un aprendizaje experiencial que desafía nuestra coherencia actual, de la manera que nos explicamos las cosas que nos suceden y como las enfrentamos.
Las personas no son solo lo que piensan, sino que además lo que sienten y lo que hacen. En el coaching ontológico hablamos de tres dominios que nos constituyen y actúan al mismo tiempo; Lenguaje-Emoción-Cuerpo.
Lenguaje: desde la disciplina del coaching Ontológico, existe una conjetura que el lenguaje genera acción. Por lo tanto es fundamental conocer la manera en que hablamos, lo que escuchamos, cuáles son los juicios que emitimos, las declaraciones que hacemos y las explicaciones que nos damos, dado que son los resultados que actualmente estamos teniendo.
Emocionalidad: Conocer el estado de ánimo y cuáles son las emociones que vivimos día a día, es fundamentales la manera en que nos relacionamos o enfrentamos a las situaciones diarias. Las emociones permiten algunas acciones, que pueden abrir posibilidades y cerrarnos otras.
Corporalidad: El cuerpo es el tercer dominio y es el que mas olvidado tenemos o bien menos informado estamos sobre como influye en nuestros resultados. Abrir una conversación para solucionar un problema con una postura rígida y tensa, no logra los mismos resultados que si lo hiciéramos con una posturas relajada, respirando tranquilo.